Funciones de los Mayordomos
Ser mayordomos en Añavieja es un derecho y una obligación si se está empadronado, va “a reo vecino”, con la excepción de si sale alguien voluntario y se llega a un acuerdo con el vecino correspondiente.
En mayo se sube a la Virgen de Sopeña de la ermita a la iglesia, y los quehaceres son:
– Limpiar la ermita y la iglesia.
– Bajar a la Virgen de Sopeña de la iglesia a la ermita el día antes de la subida.
– Ponerle el manto.
– Sacar a la Virgen de la ermita junto al pórtico donde se bendicen los campos, y posteriormente se sube a la Virgen en procesión por todos los asistentes. Los mayordomos inician la procesión. Las mujeres suelen coger a la Virgen en los tramos llanos.
– Los mayordomos entran a la Virgen a la Iglesia y la colocan junto al altar.
– Se compran velas para ponerlas junto a la Virgen en la iglesia.
De mayo a septiembre
– Los mayordomos tienen la potestad de elegir los adornos florales para la Virgen y la iglesia durante este tiempo, no es obligatorio ponerlos, ellos deciden qué y cuándo.
En septiembre son las fiestas patronales en honor a la Virgen de Sopeña, y los mayordomos se encargan de:
– Limpiar la ermita y la iglesia por dentro y por fuera. Se lavan todos los manteles de la Iglesia. En la Iglesia se pone la alfombra roja. Se limpian los candelabros. Los estandartes, que están en la sacristía, se sacan junto al pendón.
– Pueden cambiar el manto a la Virgen.
– Normalmente se adorna la iglesia con más flores, a su elección.
– Se preparan las rosquillas: 6 grandes y 1 más pequeña “la del Niño” (1). Tienen que estar listas en la Iglesia el viernes para la Salve.
– Los mayordomos sacan la Virgen para la procesión del sábado y el domingo, y la meten después de la procesión del sábado.
– El domingo, en la ermita, se saca la mesa para colocar a la Virgen y subastar los palos para meterla en la ermita.
– El domingo, los mayordomos junto con el alcalde, presiden la subasta de las rosquillas. El Ayuntamiento ofrece pastas y refrescos a los asistentes.
– Días después, en la Iglesia, se recoge todo lo utilizado y se deja en su sitio.
– Se quita el manto a la Virgen que está en la ermita, se sube a la Iglesia y se coloca en su pedestal.
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(1) Recuerdo a mi abuela Fermina Cacho cuando iba al horno con la tía Delfina Jimeno, que era la hornera, para amasar las rosquillas la noche de antes de la fiesta, es decir, el viernes por la noche, porque antes el día de la fiesta era el domingo.
El sábado se adornaban en casa con el baño, grajeas y caramelos, y las letras se hacían con chocolate con la ayuda de un tenedor. Las frases que siempre se ponían eran “Virgen de Sopeña”, “Viva la Virgen” y “Ave María”, estas rosquillas eran las que más valían en la subasta.
Hoy las rosquillas tienen un peso de 750gr las grandes y 500gr la del Niño, pero antiguamente eran mucho más pequeñas. Se les ponía una trencilla blanca para colgarlas en la peana de la Virgen, por eso la peana tiene púas.
Todavía recuerdo las rosquillas que guardaba mi abuela en una olla de barro “estaban bien buenas, porque eran de huevo”. Se conservaban hasta Navidades y sabían mejor que el turrón.
En aquellos tiempos mi abuelo Daniel Gil rifaba las rosquillas, entonces el lunes. Años después pasó a rifarlas mi padre Marín Jimeno, y algún año también las rifó José María Pascual , Benigno López , Angelita Martínez, hasta hoy que las rifa mi hermana Antonia Jimeno.
¡Os Animo a conocer la rifa de las rosquillas de Añavieja!
Autor: Adela Jimeno Gil