Un día, un amigo me dijo “Deja en la puerta cualquier expectativa” y así lo hice. Del taller no salió ninguna pulsera pelendona… gracias a su consejo nadie se frustró.

Pero esa mañana fue especial… los abalorios iban y venían. De las paredes de la sala colgaba información sobre hallazgos de culturas anteriores a la nuestra, pilas romanas, colodras,…. Y para la ocasión contamos con el hacha del neolítico que encontró Benigno, ¡casi nada!

Entre comentarios de cómo nuestros antepasados conservaban la nieve en la nevera, los más pequeños iban creando sus pulseras con bola blanca, bola amarilla, bola blanca de nuevo para simular la nieve y la paja.

Distintas técnicas, como la transferencia de una imagen se incorporaban al hilo, goma, trenza según su elección. El negro y rojo de la sangre del toro de la ganadería Carraquirri iban sumando.

Dos jóvenes y un corazón simbolizaban la leyenda de la colodra, vamos avanzando…

Con la idea de conocer la historia de Añavieja pasamos una mañana divertida… ¡para que más!